Así como la sal corroe y acaba lo que toca, la politiquería ejerce su poder de abrasión y termina llevando a los abismos más profundos a quienes quedan inmerso en ella. Desde que se empezó el proceso de contratación de instructores y apoyos administrativos en nuestra regional un sinnúmero de situaciones se presentan, desde instructores con buenas hojas de vidas, con larga experiencia SENA y en el sector laboral, hoy son relegados y dejado a un lado con el argumento de que la “discrecionalidad” debe imperar, ojo lo discrecional, debe ir acompañada de argumentos, razones propias y justas para con el seleccionado, no a los antojos y caprichos del político de turno.
Cuando se empezó la convocatoria del Banco de Instructores 2024, amparada en la resolución 212, se dieron los lineamientos a seguir para llevar a cabo un proceso transparente y “meritorio”, donde deberían ser seleccionados las mejores hojas de vidas, donde se establecería un comité acompañado por un grupo de instructores por las distintas áreas. Oh sorpresa después de un desgaste innecesario como expresaron algunos, e incluso se sintieron utilizados para abonar el camino y encontrar la mesa servida para el apetito burocrático imperante, para finalmente abogar por un concepto jurídico que aún se desconoce y que traía directrices de dirección general.
Dentro de la dinámica a seguir para el proceso de selección de instructores, de parte del comité designado, se hizo una rúbrica donde se ponderaban y se daba resultados asignados con un orden que finalmente no se tuvo en cuenta, dejando a la suerte y quizás en el camino compañeros que por años han dado lo mejor de sí para que nuestra entidad aún siga vigente formando con calidad y pertinencia.
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