La administración del SENA en cabeza de Jorge Eduardo Londoño, tiene la entidad sumida en una aguda crisis de improvisación, desadministración, politiquería y ausencia de rumbo claro; preocupantemente no se ha logrado conformar un equipo directivo sólido, con objetivos y métodos comunes; brillan por su ausencia un tanque de pensamiento, un grupo que estudie la entidad y el país y la ayude a direccionar; esa no es una labor que puedan hacer la secretaria general ni los directores de área porque está probado que la dinámica del día a día no les permite pasar a lo estratégico, están permanentemente dedicados a la operación y lo más grave no es posible esperar que lo haga su equipo de asesores que poco o nada conocen del SENA, la formación profesional ni de las necesidades del país; mientras tanto la persona que ha estado durante muchos años en la entidad, no escucha y de manera tozuda recomienda actuaciones que agravan mucho más las dificultades institucionales. Hacemos un llamado angustioso al gobierno nacional y a los diferentes actores que representan al TRIPARTISMO en el SENA, clamando para que se revise urgentemente esta situación y para que se proyecten soluciones de fondo que detengan la debacle que hoy se vive en la entidad.
Son múltiples los yerros de esta administración, pero nos centraremos en un tema que consideramos medular y es la administración del talento humano:
Nuestro primer reproche lo motiva la utilización de la planta de personal del SENA en caja menor para presuntamente cuadrar decisiones que comprometen algunos partidos y permitir que se beneficien individualmente sus integrantes; en los nombramientos y cambios que se ejecutan permanentemente no hay una línea conductora que se encamine a fortalecer la entidad, a decir del director general: “esto responde a unos propósitos superiores”, los cuales hoy tienen sumida a la entidad en una realidad que asquea.