Rogamos porque terminen los calores sofocantes producidos por el fenómeno del niño, pero lamentablemente las lluvias también nos afectan. En estos casi dos meses de ocupación parcial de la construcción del nuevo Centro Náutico Pesquero de Buenaventura, hemos vivido un proceso de “adaptación” a las condiciones que presenta la obra, que a través del evidente argumento de que en ella estamos mejor que en las sedes alternas arrendadas o facilitadas por convenios, logramos comprar un discurso que si bien es válido, este debe estar sustentado con un plan, el cual presente unas intervenciones o acciones que permitan evidenciar las mejoras para garantizar condiciones deseables de salud y seguridad para los trabajadores y los aprendices, así como de armonía en los procesos de enseñanza – aprendizaje en cada uno de los ambientes de los programas de formación.
Lamentablemente los fuertes calores han sido uno de los aspectos en los cuales la población se ha venido supuestamente “adaptando” ante la falta de aires acondicionados y la implementación de algunos ventiladores, pero que se han evidenciado en ser insuficientes, hasta el punto que algunos compañeros con grandes ideas, manifiesten que cada trabajador traiga su propio ventilador.