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Sin debate audiencia pública convocada por Berenice Bedoya

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El pasado 20 de febrero de 2024 se llevó a cabo una audiencia pública sobre el proyecto de ley de reforma laboral, convocada por la senadora Berenice Bedoya, del partido ASI. Lo que debía ser un espacio de debate y diálogo terminó convirtiéndose en un escenario donde solo se escuchó la voz de los empresarios, dejando en un segundo plano a los aprendices del SENA y a los dirigentes sindicales del Sindicato de empleados públicos del SENA – SINDESENA.

A la audiencia asistieron más de 60 aprendices del SENA de Distrito Capital y aproximadamente 60 dirigentes sindicales, con la expectativa de participar activamente en la discusión sobre las condiciones laborales y los derechos de los aprendices. Sin embargo, desde el inicio, la dinámica del evento favoreció únicamente la intervención de los empresarios, quienes expusieron su posición sin contraparte ni cuestionamientos.

En el panel fue conformado por 12 personas, solo el director del SENA, Jorge Londoño, pudo tomar la palabra en defensa del contrato de aprendizaje, enfrentándose a la postura contraria de 11 empresarios y defensores de intereses individuales.

No fue sino hasta el final del evento y tras la evidente inconformidad de los aprendices, expresando por medio de carteles, la necesidad de ser escuchados, que se permitió su participación. Para ese momento, el auditorio ya estaba casi vacío, pues los empresarios se retiraron sin responder a las inquietudes y denuncias expuestas. Esta situación dejó en evidencia una marcada desigualdad en el debate, en contraste con otras audiencias públicas donde se ha permitido un intercambio de ideas más equitativo.

Lo ocurrido genera preocupación y malestar entre los asistentes, quienes esperaban un espacio verdaderamente democrático y plural, y no un evento diseñado para blindar los intereses de los empresarios. En lugar de abrir el debate sobre las condiciones de explotación y precarización laboral que sufren los aprendices, se les silenció y relegó, mientras se permitía que los empresarios construyeran una narrativa de «sacrificio y esfuerzo», cuando la realidad es que en Colombia sus ganancias siguen en ascenso, mientras los aprendices siguen sumidos en la miseria y la explotación laboral.

Un claro ejemplo de esta contradicción es el desempeño actual del Grupo Aval, uno de los conglomerados económicos más grandes del país, que ha registrado un incremento de más del 32% en sus rendimientos. Esto desmiente el discurso empresarial de crisis y precariedad, dejando en evidencia que mientras sus utilidades crecen, los aprendices del SENA siguen sujetos a precarios contratos de aprendizaje, sin derechos laborales y con ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas.

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